Enclavada en una imponente roca aguarda la ciudad más pequeña de España, repleta de casas colgadas e historias maravillosas.
Con una extensión de 21 kilómetros y muros casi verticales, el desfiladero más grande de España custodia pinturas prehistóricas, puentes tibetanos, pozas termales y otros secretos fascinantes.
Por su parte, la elaboración de platos típicos asturianos sin harina de trigo y derivados es todo un reclamo turístico.